
09 Dic El escándalo Balenciaga: la única conspiración es la imbecilidad.
En el último mes, dos campañas nefastas de la firma de moda Balenciaga la han obligado a pedir disculpas por sus malas decisiones de marketing, mientras embajadores de marca se plantean la continuidad.
El traje del emperador Demna
La realidad supera a la ficción.
Lo de las teorías conspiranoicas en el caso Balenciaga me parece una excusa grandilocuente para algo que tiene una explicación más bien ramplona: ésto les ha pasado por imbéciles.
Un gran equipo de gente pensando igual en todo, es un equipo que no piensa mucho. Un equipo inútil.
Y como deciamos hace poco, la inteligencia es circular: cuando te pasas de listo, eres tonto. Cuando te pasas de trasgresor, también.
Las campañas en cuestion
La marca de moda BALENCIAGA, cuyo director creativo es Demna Gvasalia, caracterizado por su espíritu trasgresor, su amistad con Kim Kardasian y su capacidad de viralizar y visibilizar la marca como pocos (algunos lo recordareis por elevar al lujo unas deportivas absolutamente destrozadas), ha consumado dos estrepitosos fracasos de marketing consecutivos en sólo unas semanas. Seguro que lo habéis oído.
El último ha sido con su campaña “Balenciaga Objects”, para la Balenciaga gift shop (la tienda de regalos de Balenciaga). En ella se promocionaba una selección de objetos “raritos” del gusto de Demma Gvasalia, la campaña mostraba niños y niñas agarrando -o junto a- bolsos de peluche que habían desfilado en la última pasarela de la firma. El problema es que estos bolsos-osito de peluche tienen una estética sadomasoquista y la aparición de los niños junto a estos objetos y otros del universo “perturbador” de Gvasalia fue un absoluto despropósito que conmocionó a muchos.
La segunda campaña, la realizada a principios de noviembre para lanzar su cápsula con la marca adidas, protagonizada por Bella Hadig, mostraba, dentro de la escena de una de las fotos del bolso “Hourglass», un documento de 2008 sobre una ley federal de US que defendía el uso y distribución de material pornografico infantil. Una hoja, que en un setting tan cuidado como éste, no se cuela porque sí.
Dudas y debates
En el debate generado, lo que más ha llamado la atención es si esto ha sido intencional o no, porque, según la mayoria, parece difícil que no lo fuera, en una organización de este nivel. Una campaña de este tipo, en una empresa de este tipo, la ven muchas personas, y la supervisan muchas personas: ¿Cómo a nadie se le ha pasado por la cabeza que todo esto era cuando menos muy creepy?
En las fotos de los niños, hay alcohol en la mesa, el setting da grima, ver las fotos con los peques mirando a cámara en medio de «eso» es como mirar la casa de un pederasta que ha secuestrado a este niño.
Sigo ¿Cómo nadie se ha dado cuenta de ésto?. ¿Cómo a un equipo tan grande se le pasa revisar una sentencia del 2008 y un texto legible en el bodegón de producto? ¿No le parece a nadie mala idea que un niño sujete un peluche macabro en un setting deprimente?
Es algo tan extraño que estas campañas hayan llegado a publicarse, que han aflorado teorías conspiranoicas, acerca de pederastas y hasta diabólicas involucrando a la estilista rusa que ha trabajado ya muchas otras veces con el diseñador (desde su tiempo en Vetements) y a él mismo.
the brand "Balenciaga" just did a uh….. interesting… photoshoot for their new products recently which included a very purposely poorly hidden court document about 'virtual child porn'
normal stuff pic.twitter.com/zjMN5WhZ0s
— shoe (@shoe0nhead) November 21, 2022
Reacciones en redes
El traje nuevo del emperador
Cuando era pequeña, mis padres tenían un restaurante y cada noche se iban a trabajar dejándonos a mi hermano y a mi al cuidado de una Señora muy buena llamada Paquita, Paquita fumaba como un carretero, llevaba los labios muy rojos y le gustaban los debates políticos, pero tambien era una niñera estupenda que nos contaba cuentos todas las noches.
Mi cuento favorito, no era Cenicienta, ni La bella durmiente, ni Los tres cerditos. Mi cuento favorito desde muy pequeña, ese que pedía que me repitiera casi todas las noches era: El traje nuevo del Emperador. Yo creo que tambien me hacia mucha gracia Paquita riéndose de tanto tonto. Pero sobre todo era un cuento que me gustaba mucho y en el que me reconocía mirando al mundo como una outsider y en él reconocía tambien las absurdeces del mundo que ya empezaba a conocer.
“Según cuenta la historia, dos estafadores, tejedores de telas, le prometen a un orgulloso emperador un fabuloso traje nuevo. Dijeron que la ropa será invisible para aquellos que no son aptos para sus puestos, estúpidos o incompetentes. Sin embargo, en realidad, no hicieron ropa, lo que llevó a todos a creer que la ropa es invisible para ellos, incluido el rey, por ser zotes. Cuando el emperador desfila ante sus súbditos con su traje inexistente, nadie se atrevió a decir que no le ven ropa por temor a que los vean como estúpidos. Finalmente, un niño grita: «¡Pero no lleva nada puesto!». Cuando la multitud se dio cuenta de que el niño tenía razón y confirmó su creencia de que el emperador no llevaba puesto nada, comenzaron a reír a carcajadas. Sin embargo, el emperador continuó con su desfile, porque al volverse atrás, admitiría que fue engañado”
Cualquiera que haya trabajado en gran empresa, sabe bien, de un pandillerismo un tanto asfixiante. Y que todo el mundo debe pensar lo mismo de todo lo que se cuece o no es de la pandi.
¿Cómo es posible pues, que, entre toda la gente involucrada en estas campañas, con imágenes que eran tan obviamente imposibles, nadie haya visto que ésto no se podía hacer? Pues porque quizá, nadie se atrevió a ser visto como un estúpido por la pandilla guay de la moda Gvasalia. Como los súbditos del emperador.
Ahora llueven las demandas de la firma a algunos de los creativos involucrados, pero indudablemente, todo el mundo vio la campaña antes de que saliera a la luz y todos participaron en su concepto.
Qué importante es que las organizaciones no sean tóxicas, que los equipos funcionen y que la gente no se olvide nunca de pensar distinto, arriba y abajo.
Gracias por leerme.
Un abrazo
Maria